Comprendiendo a los animales

Por qué los animales parecen pensar

Piensan los animales? Sabemos que algunos parecen hacerlo, pero son sólo los más elevados entre los domésticos, los que, durante generaciones, han mantenido un más estrecho contacto con el hombre y han desarrollado así una facultad, no poseída por los demás, que no han contado con aquella ventaja. Ello se basa en el mismo principio que hace que un conductor cargado de electricidad induzca una débil corriente en otro conductor próximo, descargado; o que un hombre de fuerte moral, haga brotar idénticas tendencias en otro de naturaleza más débil. Todo lo que hacemos, decimos o somos, se refleja en nuestro entorno. Por eso los animales domésticos parecen pensar. Son los avanzados de su clase, casi en el nivel de la individualización, porque las vibraciones del pensamiento humano han inducido en ellos una actividad similar, aún que orden inferior.

Sólo el hombre posee la cadena completa de vehículos y está correlacionado, por ello, con todas las divisiones de cada uno de los tres mundos. Al animal, en cambio, le falta un eslabón en esa cadena: el de la mente.

El Espíritu Grupo

El Espíritu del animal, en su descenso, sólo ha alcanzado hasta el mundo del deseo. Y aún no ha llegado al punto en que le sea posible penetrar en el cuerpo denso. Por eso el animal no posee Espíritu Interno como el hombre, sino un Espíritu Grupo que lo dirige desde fuera. Posee un cuerpo denso, un cuerpo vital y un cuerpo de deseos. En el ser humano existe un punto entre las cejas y a media pulgada de profundidad debajo de la piel, que coincide exactamente con otro punto del cuerpo vital. Esos dos puntos están tan alejados ahora en los animales actuales como lo estaban en el hombre y la mujer de principios de la Era Atlante. El animal que más próximos los tiene es el elefante y, después, el perro. Los cuerpos de deseos y vital de los animales no están completamente dentro del cuerpo denso, especialmente la cabeza. Por ejemplo, la cabeza etérica del caballo se proyecta bastante hacia delante y por encima de la cabeza física. Cuando, como sucede en raros casos, la cabeza etérica penetra en la cabeza física, esos caballos pueden aprender a leer, a contar y a realizar operaciones de aritmética elemental. Entre los animales de tales características, que atrajeron la atención de propios y extraños se encuentran los cuatro caballos de Elberfeld, en el oeste de Prusia y por los que los científicos se interesaron inmediatamente antes de la primera guerra mundial. Los cuatro murieron durante la misma, antes de que se pudiese dar una explicación plausible al fenómeno. También hubo una asustadiza yegüita en Estados Unidos, llamada Lady Wonder. Su dueña hizo construir para ella una máquina de escribir especial, en la que mecanografiaba las respuestas a las preguntas de sus muchos visitantes.

 

Clarividencia animal

Por esa falta de coincidencia entre esos dos puntos de los cuerpos físico y vital, los caballos, perros, gatos y demás animales domésticos perciben el Mundo del Deseo, aunque no siempre saben distinguirlo del Mundo Físico. Y así, un caballo se espantará a la vista de una figura imperceptible para su jinete; o un gato irá a restregarse en unas piernas invisibles. El gato ve el fantasma (el cuerpo de deseos), pero sin caer en la cuenta de que no posee un cuerpo físico que permita tal clase de contactos. El perro, más inteligente que el gato y el caballo, frecuentemente se da cuenta de que sucede algo que no entiende, cuando ve la aparición de su amo muerto y, al no serle posible lamer sus manos, se retira a un rincón con el rabo entre piernas.

Una analogía

La siguiente ilustración puede servir para mostrar la diferencia entre el hombre, con su Espíritu Interno, y el animal, con su Espíritu Grupo.

Imaginemos una habitación dividida en dos por una cortina. Una de las partes representa el Mundo del Deseo y la otra el Mundo Físico. Hay dos hombres en la habitación, uno en cada lado de la cortina. No pueden verse uno a otro ni estar ambos en el mismo sector. Hay, sin embargo, diez agujeros en la cortina y el hombre que se encuentra en la parte que representa el Mundo del Deseo puede introducir sus dedos en la otra parte, que representa el Mundo Físico, metiéndolos en los agujeros. En esa situación, representa perfectamente al Espíritu Grupo, que está en el Mundo del Deseo. Los dedos representan los animales pertenecientes a una especie. Puede moverlos como quiera, pero no puede usarlos con la misma libertad ni tan inteligentemente como el otro hombre, que está en la parte que represente el Mundo Físico, maneja su cuerpo. Éste ve los dedos que atraviesan la cortina y observa que se mueven, pero no ve la conexión existente entre ellos. Para él son todos independientes y distintos unos de otros. No puede saber que se trata de los dedos del hombre situado tras el velo ni que es su inteligencia la que los mueve. Si se hiere uno de los dedos, no será éste el que resultará herido, sino el hombre situado al otro lado de la cortina. Si se hiere a un animal, sufre, pero no en el grado en que lo hace el Espíritu Grupo. El dedo no tiene conciencia individual, hace lo que le ordena el hombre, y lo mismo hacen los animales ante los dictados del espíritu Grupo.

La sabiduría del instinto

Se habla del “instinto animal” y del “instinto ciego”. Pero no hay nada de ceguera en la forma como el Espíritu Grupo guía a sus miembros; hay sabiduría en el Mundo del Deseo, sabiduría en letras mayúsculas. El clarividente entrenado, que funciona en el Mundo del Deseo, se puede comunicar con los espíritus de las especies animales y los encontrará mucho más inteligentes que a la mayor parte de los humanos. Puede observar la gran inteligencia que manifiestan para dirigir a los animales, que no son más que sus cuerpos físicos. Los espíritus animales individuales aún no son autoconscientes y por eso actúan sin vacilación siguiendo las sugerencias del Espíritu Grupo. Éste es un ser perteneciente a una evolución distinta y funciona en los mundos invisibles, donde las cosas son más aparentes que aquí. De ello se sigue que, lo que llamamos instinto son, realmente, las sugerencias del Espíritu Grupo, en el mundo invisible, guiando a sus animales.

El Espíritu Grupo reúne sus bandadas de pájaros en otoño y les compele a emigrar hacia el sur, ni demasiado pronto ni demasiado tarde, para escapar a las heladas ráfagas del invierno. Y dirige su retorno en primavera, haciéndoles volar a la altura apropiada, que es distinta según las especies.

El Espíritu Grupo del castor le enseña a construir sus diques, a lo largo de la corriente, exactamente con el ángulo apropiado. Tiene en cuenta la rapidez de la corriente y todas las demás circunstancias, tal y como lo haría un experto ingeniero, demostrando con ello que está tan al día en cada detalle de su arte como el colega, hombre o mujer, técnicamente preparado. La sabiduría del Espíritu Grupo dirige la construcción de la celda hexagonal de la abeja, con su geométrica exactitud; enseña al caracol a formar su casa en una perfecta y hermosa espiral; inspira al molusco del océano el arte de decorar su concha iridiscente. ¡Sabiduría, sabiduría por doquier! Tan grande, tan inmensa que el que sabe observar se llena de admiración y de respeto.

Debido al sendero en espiral de la evolución, los animales domésticos superiores, especialmente el perro, el caballo y el elefante, ven los objetos de modo parecido al hombre, con contornos claros y definidos.

Espina dorsal horizontal

La cruz representa simbólicamente la relación de las plantas, los animales y el hombre con las corrientes de vida de la atmósfera terrestre. Y el animal, representado por el madero horizontal de la cruz, está entre la planta y el hombre. Su espina dorsal adopta la posición horizontal y a su través circulan las corrientes del Espíritu Grupo, guardián de los espíritus animales. Ningún animal puede permanecer constantemente erguido, pues las corrientes del Espíritu Grupo no podrían guiarlo y, si no estuviese lo suficientemente individualizado para soportar las corrientes espirituales por la espina dorsal vertical, moriría.

Los animales tienen sólo veintiocho pares de nervios espinales, armonizados con los veintiocho días del ciclo lunar, a diferencia del hombre, con treinta y un pares de nervios, que lo armonizan con el mes solar. Por ello, los primeros necesitan que el Espíritu Grupo les infunda los rayos estelares necesarios para dar lugar a la conciencia. Son, por tanto, incapaces de absorber directamente los rayos del sol.

Los animales son nuestros “hermanos menores” y, aunque ahora aún no están tan delicadamente organizados como nosotros, alcanzarán un día un estado tan elevado como el nuestro. Para entonces, nosotros habremos ascendido aún más. Hay razones ocultas, claramente expuestas por Max Heindel en el Concepto Rosacruz del Cosmos, según las cuales, la crianza de animales debería estar cuidadosamente supervisada, para el bienestar y adelanto de todo el reino animal. Éstos, en su estado salvaje, están libres de enfermedades y dolor porque su reproducción se produce, vigilada y dirigida por el sabio Espíritu Grupo, sólo en las épocas del año propicias para tal propósito.

La persona avanzada sabe que los animales son sus “hermanos menores” y los ayudará, lo mismo que nosotros estamos siendo ayudados, a lo largo del sendero. Para un aspirante espiritual, matar, tanto animales como personas, está fuera de lugar.

Matando animales

En el presente estadio de nuestro desarrollo evolutivo, todo el mundo sabe, de un modo innato, que matar es un error; y todo hombre amará y protegerá a los animales, siempre que su voracidad y sus intereses egoístas no le cieguen hasta el punto de no reconocer sus derechos. La ley protege al gato o al perro frente a la crueldad inexcusable. Excepto en los “deportes”, la más inexcusable de todas nuestras crueldades contra el reino animal, se les mata o se les cría para sacrificarlos, con el fin de ganar dinero. En el deporte, se dispara contra las indefensas criaturas, sin más objeto que producir en los cazadores una falsa sensación de poder. Es difícil comprender que gente que, en otros aspectos, es sana y amable, pueda conculcar sus instintos civilizados y regresar al salvajismo para matar por pura sed de sangre y por el placer de destruir. Es realmente una regresión hacia los más burdos instintos animales y jamás puede dignificarse ni tiene semejanza alguna con cualquier conducta “humana”.

Tras la muerte, los animales permanecen un tiempo, más o menos largo, según su nivel evolutivo, en el cuerpo de deseos hecho de materia del Mundo del Deseo. Incluso al escarabajo que pisamos en la calle se le puede ver, clarividentemente, seguir caminando unos pasos más, hasta que se va diluyendo en la nada. Permanece, pues, unos momentos en su cubierta, hasta que su espíritu retorna al manantial central que es su Espíritu Grupo. En caso de muerte de los caballos, las vacas o cualesquiera de los animales más avanzados, crece proporcionalmente el tiempo de permanencia consciente en el Mundo del Deseo.

El espíritu animal, enviado, repetidamente, por el Espíritu Grupo para su encarnación en los cuerpos animales de su especie, un espíritu en cada cuerpo, regresa a él al morir, tras haber obtenido un grado de conciencia más elevado que el que poseía cuando renació. Esto ayuda a evolucionar al Espíritu Grupo que, a cambio, gobierna los espíritus de los individuos de la especie a su cargo.

Evolución animal

Tras la muerte del cuerpo físico, el espíritu del animal, se libera de éste y retorna al Espíritu Grupo. El cuidado y el cariño que nosotros le hayamos proporcionado, le ayudarán mucho en su evolución. Mientras los animales salvajes actúan sólo bajo los dictados del espíritu Grupo, que nosotros llamamos instinto, los animales domésticos muestran una capacidad de pensamiento mucho más allá de su evolución normal para el momento actual. Si sabemos que los animales domésticos aprenden de nosotros y que cada acto amoroso que por ellos hacemos les ayuda en su progreso, podemos fácilmente inferir que esos animales domésticos serán un día los maestros de sus hermanos más atrasados.

El servicio prestado por el inferior al superior, escalonadamente, sólo puede pagarse con SERVICIO. El superior contrae una deuda de gratitud con el inferior. Cristo reconoció que sin discípulos no sería posible el maestro y, en agradecimiento por haberle permitido el privilegio de enseñar y traer al mundo la maravillosa religión cristiana, les lavó los pies a los suyos. En épocas futuras, alejadas eones de nosotros, los reinos inferiores que ahora actúan como escalones y como instrumentos para nuestro crecimiento y experiencia, necesitarán ayuda y servicios, que deberán ser prestados entonces por nosotros. Por tanto, la raza humana que ahora abusa de los animales, deberá actuar entonces como su servidora, ayudándoles a obtener la máxima evolución que en esa época proceda.

Lo perverso de la vivisección

Los espíritus animales cuyos, cuerpos son torturados sin objeto en los infiernos de la vivisección o son asesinados para comérnoslos, serán ese día nuestros alumnos y será obligación nuestra, como guardianes, el ayudarles a crecer y propagar la vida de la que ahora los privamos. La vivisección se considera por todos los estudiantes de lo oculto como una abominación y uno de los más negros crímenes. Si le fuera posible al vivisector ver lo que le está reservado tras la muerte, la vivisección sería abolida y las cámaras de tortura se quedarían vacías. Como cristianos pensamos que es nuestra obligación evitar el sacrificio de vidas animales por cualquier motivo que sea. Consideramos la vivisección como diabólica e inhumana.

 

Alimentación carnívora

Es evidente que el progreso evolutivo consiste en elevar tanto a los reinos inferiores como a la humanidad. Los animales, especialmente las especies domesticadas, están próximos a la individualización y ha comenzado ya su retirada de la manifestación. Como consecuencia de ello, con el tiempo resultará imposible obtener carne como alimento. Entonces el toque de difuntos del “Rey Alcohol” habrá sonado, pues sólo a los devoradores de carne les apetece el licor.

En la terminología rosacruz, los nombres de los siete períodos de nuestra Tierra son los siguientes: 1) de Saturno; 2) Solar; 3) Lunar; 4) Terrestre; 5) de Júpiter (los animales alcanzarán un desarrollo similar al nuestro actual, pero bajo condiciones diferentes); 6) de Venus (las plantas serán la humanidad de entonces, en condiciones distintas); 7) de Vulcano (los minerales alcanzarán el estadio humano, en las condiciones de esa época).

Estos períodos son encarnaciones pasadas, presente y futuras de nuestra Tierra; las condiciones por las que ha pasado, está pasando y pasará en el futuro.

Desde el momento en que los adelantados de nuestra oleada de vida ocupaban cuerpos semejantes a los de los simios, han progresado hasta su actual estado de desarrollo, mientras que los “eslabones perdidos”, que los científicos andan buscando desde hace muchos años, han degenerado y están ahora siendo animados por los rezagados del Período de Saturno.

Los animales, ¿antepasados o descendientes del hombre?

Los monos inferiores, en vez de ser los progenitores de las especies superiores, son rezagados, que ocupan los especímenes más degenerados de lo que en su día fue la forma humana. En lugar de haber el hombre ascendido desde los antropoides, la realidad es lo contrario: los antropoides han degenerado del hombre. La ciencia material, que se ocupa sólo de la forma, se ha extraviado y ha llegado sobre esta materia a conclusiones equivocadas.

Sin embargo, cada oleada de vida permanece definitivamente confinada dentro de sus fronteras. Los antropoides pueden alcanzarnos y convertirse en seres humanos, pero ningún otro animal puede alcanzar nuestro particular nivel de desarrollo. Alcanzarán un estadio similar, pero en condiciones diferentes, en el Período de Júpiter.

La ciencia ha descubierto que la hemolisis, resultado de inocular sangre de un individuo en las venas de otro de especie diferente, produce la muerte del inferior de los dos. Por tanto, cualquier animal inoculado con sangre humana, muere. La sangre de un perro transfundida a las venas de un pájaro, lo mata, pero no hará daño al perro que se le inocule sangre de pájaro.

Cuando la sangre de un animal superior se inocula en las venas de otro de especie inferior, el espíritu de la sangre del animal superior, como es lógico, es más fuerte que el espíritu menos desarrollado; por tanto, cuando intenta asentarse, mata la forma que le aprisiona y se libera. Sin embargo, cuando se inocula la sangre de una especie inferior en las venas de un animal superior, el espíritu elevado es capaz de desalojar al espíritu inferior de su sangre y de utilizarla en beneficio propio, por lo que no se produce ninguna catástrofe visible.

Híbridos

El Espíritu Grupo intenta siempre el total dominio sobre la sangre de la especie a su cargo. Por eso se resiste a la unión de animales que produzca híbridos. Cuando un caballo y una burra producen una mula, por ejemplo, la mezcla de sangres extrañas destruye la capacidad reproductora, con el fin de no perpetuar el híbrido, que es una abominación, desde el punto de vista del Espíritu Grupo. La mula no está definidamente bajo el dominio total del Espíritu Grupo de los caballos ni del de los asnos, como ocurre en los apareamientos normales, aunque no está tan lejos de ninguno de los dos como para ser ajeno a sus influencias.

Así que, mientras el Espíritu Grupo de los animales envía a los espíritus separados de los mismos al renacimiento en los casos de apareamiento normal, rechaza el átomo simiente fertilizador cuando se aparean animales de especies muy diferentes. Permite a alguno de sus pupilos aprovechar la oportunidad de reencarnar cuando dos animales de parecida naturaleza se aparean, pero se niega a la reproducción de los híbridos. Vemos, pues, que la inoculación de sangre extraña debilita el agarre del Espíritu Grupo y, por tanto, destruye, bien la forma o bien la facultad reproductora, donde radica su poder.

Ella Wheeler Wilcox expone en estas hermosas palabras la justa reclamación de todo el reino animal:

“Soy la voz de los sin voz; por mi medio hablará el mudo hasta que su sordo oído del mundo sea capaz de escuchar las injusticias con los débiles que no hablan.”

“La misma fuerza formó al gorrión e hizo al hombre rey. El Dios del todo dio una chispa de alma a los seres con pelo y a los seres con pluma.”

“Y yo soy el guardián de mi hermano. Y quiero luchar esta guerra y hablar la palabra por las bestias y los pájaros hasta que el mundo haga las cosas bien.”

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