SERVICIO DESINTERESADO A LOS DEMÁS

Del libro CARTAS  A LOS ESTUDIANTES

por  Max Heindel

Desde luego habrá usted estudiado en alguna medida las varias enseñanzas de la Orden Rosacruz, y al dirigirme a usted no es como si le estuviera hablando a un desconocido que no está familiarizado con las enseñanzas o tal vez poseído de un escepticismo respecto a la existencia de la tal Orden. Estas enseñanzas se han extendido por el mundo Occidental durante los dos pasados años como un fuego devorador, y esto en sí demuestra una fuerza impulsiva que no pertenece a la clase de la humanidad ordinaria. Esto lo comprenderá usted mejor cuando haya leído la lección para este mes, la cual trata de la misteriosa Orden y demuestra su relación con la Fraternidad Rosacruz. ¿Se le ha ocurrido indagar alguna vez, mi querido amigo, lo que le une a usted a esta Fraternidad?

Usted sabe que no existen lazos externos, que no ha prestado juramento de obediencia, o de alianza, y de que usted no ha sido instruido en ninguno de los secretos. ¿Qué es lo que constituye, pues, la Fraternidad a que nos referimos?

No pueden ser las enseñanzas, por ser éstas libres para todo el mundo, y tienen el beneplácito de los muchos que no han solicitado su filiación como estudiantes. Tampoco es el enrolamiento como estudiante lo que hace crear el lazo interno, porque son muchos los que estudian solamente para “su propio beneficio” y no tienen fraternidad con el resto de nosotros. Más, es el servicio que ejecutamos y la buena fe con que practicamos las enseñanzas deseando el convertirnos en ejemplares vivientes en el mundo, de aquel amor fraternal de que habló Cristo, como el coronamiento del cumplimiento de to-dos los mandamientos.

El pasado mes tomamos como lema el pensamiento de que si se había de hacer algún trabajo que al parecer no fuera de la particular incumbencia de nadie, deberíamos decir “¿Por qué no yo?”, en lugar de dejarlo para que lo hiciera otro, o dejara de hacerlo. Espero que habrá ejecutado este servicio desinteresado con frecuencia, glosando así los lazos de fraternidad.

Para el mes entrante deseo de usted que envíe todos sus pensamientos y esfuerzos para el adelanto de las enseñanzas de la Fraternidad. No intente convencer o convertir a nadie en contra de su voluntad, pero sí trate de saber en forma que no sea de ostentación, sino de espiritualidad, la causa del agobio del prójimo. Entonces, pruebe de ayudarle con sus enseñanzas. Pero el que le diga algo acerca del lugar de donde usted las recibe, debe ser potestativo de su propio criterio. Lo primordial es diseminar las enseñanzas, no el anuncio y la propaganda de la Fraternidad Rosacruz.